sábado, 12 de junio de 2010

EL mito de la publicidad subliminal

Timothy Moore (1982) sugiere que algunos estudios recientes ponen en evidencia como los investigadores suponen que cierta duración de la exposición o la intesidad de los estímulos no sería detectada por los sujetos experimentales, pero que, dado que el umbral de percepción es diferente en cada individuo y no se ha determinado un parámetro absoluto para dicho umbral, es probable que los estímulos sean concientemente percibidos por buena parte de los individuos bajo estudio. En conclusión, aún no se ha podido documentar científicamente la eficacia de los mensajes emitidos por debajo del umbral de percepción conciente.

Sin embargo, es habitual que el público crea en la posibilidad de este fenómeno de manipulación subconciente, incluso personas muy educadas (como la encuesta de 1983 citada por Shiffman y Kannuk,1991) opinan que la técnica es utilizada con frecuencia con objetivos comerciales. La supuesta puesta en práctica de las técnicas de publicidad subliminal es considerada condenable.

Entonces, si el público actúa en función de sus percpeciones, el mito de la publicidad subliminal puede generar actitudes negativas frente a la publicidad, aun cuando las investigaciones indican que la efectividad de esta técnica es improbable. Los publicitarios y sus mensajes se ven perjudicados por el peso del pensamiento mágico: la publicidad subliminal no solo no existe sino que además, de existir, no sería efectiva... pero sin embargo, al saber de las masas parece resultar muy sugerente el considerar la posiblidad de que alguien pueda ejercer influencia subconciente sobre la voluntad ajena.

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